49°. La Risa
Los otros días una amiga me pidió que leyera en
una fiesta un capítulo de mi libro Soltera Serial. La audiencia era de
veintitantos y no sabía bien qué leer. Desde un principio había descartado los capítulos
más emotivos del librito, pero dudaba entre momentos más ligeros, como la
historia de la morgue o la del hindú. Finalmente me decidí por el capítulo del
festival porno. (En el blog es el cap "Aguante el misionero"). Luego
de vencer mi terror escénico (gracias al apoyo y consejos de mi amiga Jose y a un generoso vaso de vino) me subí al escenario. Tartamudeé un poco al leer,
pero creo que no se notó demasiado. Y hubo risas. Y para mí eso fue lo más
importante, porque me recordó para qué escribí el blog-libro. No solo el hecho
de contar mi historia me sirvió, sino el hacerlo con una mirada de humor sobre
mí misma y mis catástrofes amorosas.
La risa cura. Es así de simple. Tanto como el
amor. Hay sucesos trágicos en donde la herida es tan profunda que el humor no
tiene espacio, al menos al principio. Pero hay otros dolores en los que la risa
ayuda a sanar más rápido. Te propone un cambio de foco; una mirada diferente
sobre un hecho permitiendo una relectura; le quita ese rasgo de destino trágico
y definitivo a la herida. Hay incontables estudios médicos que demuestran los
beneficios de la risa en el cuerpo y en la mente: relaja el cuerpo, libera
estrés, fortalece el sistema inmunológico, ayuda a comprender un problema de
manera más realista, por citar algunos. Groucho Marx decía que un payaso
funciona como una aspirina, pero es el doble de rápido. Últimamente vengo
atravesando aguas turbulentas, y haber reído esa noche delante de un público (y
provocado alguna risa) me despertó algo dentro, fue como el aleteo de algo
pequeño en mi pecho, la esperanza. También me recordó que mi fuerte y mi placer
es escribir comedia, y que debo seguir ese camino. Todo pasa, lo bueno y lo
malo. Lo importante es cómo atravesamos la vida con sus subidas y bajadas. Esta
es mi reflexión del día: reír como medicina, y por el simple placer de hacerlo.