53°. De la vida amorosa de las luciérnagas

¿Se acuerdan de los bichitos de luz? Yo sí. A la noche, sobre todo en el campo, en las rutas, se los veía brillar en la oscuridad. Titilar, lanzar su luz amarillo-verdosa como una señal misteriosa. Pero ya casi no se ven. La noche se llenó de luz artificial. La profesora en biología Sara Lewis, especialista mundial en luciérnagas, cree que es por ello que estos insectos están amenazados como especie. Y es que la luz artificial interrumpe el diálogo amoroso entre estos bichos mágicos. Las luces que veíamos brillar eran de los machos, las hembras decidían a cuál elegían de acuerdo a la calidad de la luz emitida. Si les gustaba, respondían con un titilar veloz, y el cortejo comenzaba. Parece ser que la luz artificial está dañando este rito de apareamiento y las hembras no responden a las señales que lanzan los machos.
¿Qué tendrá que ver esto con los humanos? Creo que algo parecido nos pasa. Estamos con las narices metidas 24/7 en pantallas de todos los tamaños posibles, en el trabajo, en lo social, para recrearnos, para todo: computadora, celulares, tablets, televisión, etc. Y sobre todo en los celulares. Hay como una necesidad de estar en las redes sociales para dejar asentada nuestra vida ahí, o ver la del de al lado, opinar, subir fotos, discutir, hablar virtualmente. Vas a una reunión, tomás el colectivo, caminás por la calle, estás en la cola del supermercado, o cenando, y todos están con sus ojos en las pantallas. Y así nos dejamos de mirar a nosotros a los ojos, de hablar persona a persona. Y creo que esto es similar a lo que la contaminación lumínica nocturna hace con las relaciones entre las luciérnagas. Cegadas por esas luces artificiales, se distraen y dejan de ver las reales.
Ya sé, para leer esto que escribí en el blog, están mirando una computadora o su celular. ¿Pero cuánto tiempo pasamos acá adentro, en lo virtual? Parece que si no sucede en Facebook, Twitter, WhatsApp o Instagram, no sucede. Como sociedad, a nivel mundial estamos en el momento de mayor conectividad en nuestra historia, vivimos globalizados en red, con un acceso a información y medios de comunicación imposible años atrás. Obvio que tiene su lado positivo, fantástico, y quién sabe a dónde nos va a llevar. Por ejemplo, en Twitter sigo a un astronauta que hace un año está en el espacio y que sube unas fotos increíbles, imágenes que me abren la mente hacia ideas nuevas. Pero creo que a nivel comunicación humana directa, interacción cuerpo a cuerpo, nos está pasando como a las luciérnagas. Nos estamos asilando. Creo que estaría bueno como ejercicio largar un rato estas pantallas, y salir a ver las luces de verdad.

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